El Buda está recostada sobre su lado izquierdo, es una postura tradicionalmente conocida como el “Buda Reclinado”. Esta posición clásica en el arte budista simboliza el momento en que Buda entró en el Nirvana. El Buda exhibe una expresión serena en su rostro, y la escultura está adornada con intrincados patrones tallados que recorren su cuerpo y ropaje, resaltando tanto la habilidad del artesano como la profundidad espiritual de la pieza.