El cuadro es un retrato expresivo de una mujer, pintado predominantemente en tonos fríos como el azul y el púrpura. La técnica utilizada sugiere el uso de acuarelas o una mezcla de técnicas húmedas, dando al retrato un aspecto etéreo y un tanto abstracto. El rostro de la mujer está ligeramente inclinado hacia la derecha, con una expresión pensativa y melancólica. La pincelada es suelta y fluida, lo que aporta dinamismo y profundidad emocional a la obra.