¡Casa nueva! ¿Y ahora cómo la decoro?

¡Casa nueva! ¿Y ahora cómo la decoro?

Finalmente ocurrió eso que tanto esperabas en la vida: tener tu propia casa, tu propio espacio, ese lugar donde estás formando tu nuevo hogar, donde tú eres protagonista y creador. ¿Y cómo empiezas? Es como tener un lienzo en blanco y, no solo hay que elegir los colores, sino también las texturas, los materiales, las armonías o los contrastes, la iluminación, los detalles. Por dónde empezar, te preguntarás.

Hay quienes contratan a un especialista, como quien acude a un psicólogo para resolver un problema que, estando solos, saben que no podrán enfrentar. Y está muy bien. El posible riesgo de tomar esa decisión primaria es que el espacio quede perfecto y maravilloso, “de revista”, pero que no tenga tu propia identidad. Es tu casa nueva, pero pudo ser también la casa de otro cliente al que le dieron asesoría, y de ti no hay nada.

Hay quienes piden consejo a algún amigo o familiar entendido en la materia o que tenga muy buen gusto, a tu criterio. Solo que esa ayuda amable, pero no necesariamente profesional, te hace avanzar en la toma de decisiones de compra de objetos, muebles y demás detalles, pero que al final de cuentas te hizo pasar por errores de selección. Porque, finalmente, la disposición de los objetos no lograba garantizar algo incuestionable: la funcionalidad del espacio. (Recordemos siempre que, para que los espacios realmente “funcionen”, antes que la estética debes pensar en la funcionalidad. Primero que funcione para lo que lo necesitas y luego que esté lindo).

Acá te dejamos ideas de cómo empezar:

  1. Elige un objeto que sea el punto de partida. La inspiración. La madeja con la que empezarás a tejer las ideas: la butaca de la sala de la abuelita, el jarrón que te regalaron cuando te casaste, una mesa central nueva que simplemente te ha encantado. Empieza por un objeto que te guste, que te represente, que haga toda la diferencia entre algo que realmente es tu casa y algo planteado por un tercero que no lleva tu alma. Inclúyelo en tu decoración, así recibas ayuda o lo hagas sin ella.
  2. Mira referencias. Ahora, en el mundo en el que vivimos, tenemos tantos recursos disponibles simplemente googleando, que lo que hay que hacer es aprovecharlos. A veces, curiosear un poco por las casas de tus artistas favoritos te puede dar ideas fantásticas.
  3. Trata de conservar la originalidad. Es tu nueva casa y copiar todo lo que viste en otra parte puede llevar a que deje de manifestar tu propia personalidad. De lo que se trata aquí es que llegues a tu casa y te sientas en ella.
  4. Procura mantener la armonía en los colores y texturas que vas utilizando. Esto es clave. Pon en una caja, si es posible, las telas que estás eligiendo y fotos de los objetos, y asegúrate de que haya armonía en los colores. No solo es importante elegir los colores y combinarlos bien, sino también las “cantidades de los mismos”. Es decir, puedes estar en tonos muy neutros, muy blancos, muy arenas, muy tierras, y en eso, el toque de color es un rojo que aparece en un pequeño florero de la sala y en el cuadro central. Así vinculaste y “amarraste”, como dicen los diseñadores, un detalle con otro, con armonía y sentido de la proporción.
  5. Considera siempre lo infaltable. A veces, se deja para tan al final que, cuando ya lo incluyes, perdiste de vista algo importante. Un ejemplo clásico son las cortinas. Se dejan para el final como si no fueran parte del “lienzo” al que nos referíamos. Luego, al considerarlas, no solo perdimos de vista el presupuesto, sino lo más importante: dejamos de tener un elemento vinculado que logra cerrar exitosamente tu proyecto. En este punto, es valioso tener una lista de objetos que sí o sí están en el espacio que estás decorando. Si es la sala de tu casa: sillones, butacas, bancas, mesa central o mesitas de apoyo, lámparas o iluminación en general, alfombra para delimitar el espacio en el todo, cojines, objetos de decoración, por pocos que puedan ser, cuadros, y cortinas para las ventanas cercanas. Las cortinas son de los elementos que se dejan con más frecuencia para el final, cuando tomarlas en cuenta desde el principio puede hacer que tu espacio logre justamente eso que estás buscando: que quede perfecto.

Para no seguir con la lista, pero sí seguirte dando ideas, ten siempre presente lo que no te gusta. Es importante tener claro lo que jamás pondrías en un espacio que es tuyo. Ejemplo: no te gustan las telas atigradas o las floreadas. En su lugar, te encantan las líneas, las formas geométricas. Pues tenlo muy presente y díselo a quien pudiera estarte asesorando en la decoración de tu espacio.

Finalmente, te dejamos nuestro consejo que hará de tu espacio un lugar más bello: siempre considera poner algo natural en cualquier espacio. Una planta o una composición floral que quede perfecta y le dé la calidez y la gracia que solo las plantas y flores pueden dar a un lugar para vivir.

Por: Isabel Chirinos

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