La energía de la naturaleza

La energía de la naturaleza

En el universo de las posibilidades, hay una posibilidad real y concreta, efectiva y convincente, amable y amorosa, de lograr eso que tanto decimos que estamos buscando: la felicidad.

Recientemente, leía y escuchaba a la doctora Nancy Etcoff, miembro de la Facultad de Medicina de Harvard, experta en psicología y neurociencia, quien recalca la importancia de sonreír. La sonrisa es la manifestación corpórea y espiritual de un estado de ánimo de bienestar. Es el resultado de una emoción saludable que manifiesta el ser. Si es así de tangible y así de válida, ¿qué o quién tiene ese poder tan grande de hacernos sonreír? ¿Te has puesto a pensar en eso? ¿Y ya usas, quizás, esos mecanismos existentes que pueden lograr hacerte sonreír?

Cada ser humano es un mundo, pero en el mundo de los seres humanos hay algunas “reglas” de comportamiento general. Por ejemplo, hay objetos, situaciones, personas o instantes que nos logran sacar una sonrisa, y eso hay que saber valorarlo. Además, existen objetos, cosas, espacios, situaciones o personas que nos ayudan a sanar. Todo esto está científicamente comprobado por estudios de las más prestigiosas instituciones educativas del mundo.

Mantener los ojos y la mente bien abiertos es una filosofía que Etcoff espera que todos adopten. “Permítete ese cambio. Deja que tus preferencias y tus amistades evolucionen si es necesario”. Para Etcoff, el camino hacia la realización personal implica “tener una mejor comprensión de uno mismo”, así como reconocer el esfuerzo que has hecho para llegar hasta dónde estás ahora.

Un ejemplo de esto lo menciona la doctora Etcoff al destacar la importancia de sanar para los recién operados al estar en un espacio con vista a la naturaleza. Los pacientes post operados que están en un espacio con vista a la naturaleza tienen una mejor y más rápida recuperación que los que miran una pared de ladrillos.

Así es la naturaleza, así de magnífica en sus poderes curativos. Es solo cuestión de empezar a identificarlos, vivirlos y gozarlos.

Un estudio liderado por Nancy Etcoff, reveló que tener flores en el hogar o en el lugar de trabajo mejora nuestro estado de ánimo y aumenta nuestra vitalidad. La investigación identificó tres áreas en las que las flores influyen positivamente en las personas.

Primero, se encontró que quienes convivían de manera cercana con flores tendían a ser más compasivos y empáticos en comparación con quienes no lo hacían. Segundo, se observó que estos individuos presentaban menores niveles de ansiedad y estrés, especialmente cuando las flores estaban ubicadas en espacios de larga estancia, como oficinas. Por último, y relacionado con el punto anterior, se demostró que la presencia de flores aumentaba la energía de las personas, mejoraba su estado de ánimo e incrementaba su motivación para trabajar.

De la misma manera, las flores tienen un enorme poder para hacernos sonreír. Ese instante de bienestar, puede ser tan mágico, que quizás te hace cambiar de estado general de humor para todo el día. Y es que ELLAS vibran en una frecuencia más alta, simplemente eso. Hagámoslo por nosotros mismos. Hagámoslo por el bien de la naturaleza, que llegó con ese objetivo: sanarnos, curarnos, alegrarnos.

Regalar flores puede ser un detalle especialmente adecuado en tiempos de alto estrés, ya que poseer flores en casa es beneficioso para la salud mental y convivir con ellas nos hace ver todo más bonito.

En resumen, busquemos regresar a lo básico. «Back to basics» como dicen en inglés, es una buena ruta para encontrar esos instantes de felicidad, tan preciados en tiempos como los que estamos viviendo.

Isabel Flores de Oliva

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